Corría la primavera de 2009 cuando la pareja formada por Ivanka Trump (35 años), heredera de un imperio inmobiliario valorado en 4.000 millones de dólares, y el financiero judío Jared Kushner (35) anunciaron su compromiso matrimonial. «Jared y yo somos muy similares, los dos somos muy ambiciosos. Eso convierte nuestra relación en algo único. Es importante tener a tu lado a alguien que te apoya en ese aspecto», confesó por aquel entonces Ivanka a «The New York Times». Tres meses después, el 17 de julio y con ella convertida al Judaísmo, se casaron en una espectacular ceremonia en el Trump National Golf Club en Bedminster (Nueva Jersey).
Aquel fue un enlace de ensueño y un espléndido escaparate para la novia. Vera Wang la vistió de encaje y tul, a la manera en la que Grace Kelly dio el «sí quiero» a Rainiero de Mónaco en la década de los 50; lució joyas que ella misma había diseñdo y lanzado al mercado bajo su rúbrica; y contó con la presencia de dos estrellas de cine entre los 500 invitados, Natalie Portman y Russell Crowe, además de políticos y empresarios.
Siete años más tarde, padres de tres hijos de corta edad (Arabella Rose, Joseph Frederick y Theodore James, nacido el pasado mes de marzo) la pareja ya puede dormir tranquila: la elección de Donald Trump como el cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos ha colmado sus aspiraciones. Y ellos han tenido mucho que ver en semejante éxito. Ivanka, por insistir a su padre para que contara con el asesoramiento de su marido. Y Kushner, porque ha demostrado ser un firme vículo entre Trump y la comunidad judía norteamericana, cuyo poder nadie cuestiona.
Pero ¿cómo son realmente los Kushner? ¿Cómo funciona esta pareja cuya alargada sombra llegará hasta la Casa Blanca? La inmensa riqueza que ambos acumulan es su emblema de poder. Los Kushner, bajo el liderazgo del padre de Jared, Charles, es la propietaria de la compañía del mismo nombre que ha amasado millones de dólares edificando en Nueva Jersey.
Sin embargo, en el 2004, sufrieron el acoso del que fuera entonces abogado del Estado, Chris Christie -hoy gobernador de Nueva Jersey, del que se dice que no ha sido elegido vicepresidente por su mala relación con la familia política de Trump-. Charles Kushner fue acusado de malversación de fondos, evasión de impuestos y contratar prostitutas en una suerte de vendetta familiar contra su hermano Murray.
Tras confesar su culpabilidad, fue sentenciado a dos años de prisión. Jared, que por aquel entonces tenía 24 años de edad, se hizo cargo de los negocios de la familia. Cabe señalar, a modo de inciso, que en su día el periodista Daniel Golden acusó a Jared y a su hermano Joshua de haber sido admitidos en Harvard después de que su padre hiciera una donación de 2,5 millones de dólares a la Universidad.
Chris Christie siguió ejerciendo una presión implecable sobre los Kushner y el joven Jared vendió sus propiedades en Nueva Jersey y se estableció en Manhattan, concretamente en el 666 de la Quinta Avenida de Nueva York. Con la mirada puesta en los medios de comunicación, el que sería futuro marido de Ivanka compró el venerado periódico «New York Observer», cuya línea editorial ha sido especialmente favorable a Donald Trump durante toda la campaña electoral.
Curiosamente, ha sido Kushner quien más ha contribuido al empuje de Trump entre la minoría judía, sin tener una experiencia previa en la política. Convertido en uno de los asesores principales de su suegro, Jared le ayudó a prepararse ante el American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) el pasado mes de marzo y consiguió suavizar la mala relación entre Trump y la presentadora de Fox News Megyn Kelly.
Después que Ivanka demandara a su progenitor la cabeza de Corey Lewandowski, como manager de su campaña, este se la sirvió en bandeja de plata. Jared se convirtió en el hombre en la sombra. Su influencia se solidificó e hizo que la revista «Observer» se utilizara como instrumento de propaganda para defender el supuesto anti semitismo de Trump. También fue Jared quien apoyó la candidatura de Mike Pence como Vicepresidente acabando de un plumazo con las posibilidades de Chris Christie, némesis de la familia Kushner en los negocios inmobiliarios.
La especulación que gira entorno a Ivanka y Jared es enorme, se espera que formen parte del gabinete del presidente y ayer mismo, mientras Donald Trump se entrevistaba con Barack Obama, Kushner recibía su primera introducción en la Casa Blanca por el Jefe de Gabinete Denis McDonough. Los dos fueron vistos caminando por los jardines de South Lawn, lo que despertó la curiosidad de los analistas políticos.
El paseo puede ser la primera pista de que tal vez Trump ve a Kushner como su futuro Jefe de Gabinete. No sorprendería a nadie pues Kushner estuvo encargado de los discursos de Trump, se deshizo de Corey y Lewandowski y ayudó a limpiar el nombre de Trump de antisemitismo, mientras organizó una formidable campaña digital en las redes sociales que terminó con su suegro en la Casa Blanca.
De la madre de Ivanka, la exmodelo checoslovaca, Ivana Trump, poco se ha sabido desde que en 1993 decidiera romper su matrimonio con el magnate tras 13 años juntos y tres hijos en común. Ivana se dedica actualmente a su propia empresa, con una amplia línea de artículos, denominada «Ivana Haute Couture», que abarca perfumes, moda y joyas. Ivana mantiene una relación amistosa con Donald y con sus vástagos.
Todos ellos se ven asiduamente y de hecho, Ivanka ejerció como dama de honor en su boda en 2008 con Rossano Rubicondi y sus dos otros dos hijos, Eric y Donald Jr., al igual que Donald, también estuvieron presentes en la ceremonia.
Pero sin duda, es Jared Kushner el secreto más valioso entre el equipo de Donald Trump, aunque quien sabe si su ambición desmedida no termine destruyéndole a él y su matrimonio con Ivanka.
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