Hubo un tiempo en que los Clinton y los Trump fueron amigos. No de esos amigos que van juntos al cine o de vacaciones, pero se movían como peces gordos que son en los mismos círculos de influencia neoyorquinos y mantenían una relación cordial. Bill Clinton y Donald Trump habían jugado juntos al golf y los Clinton incluso asistieron a la boda del magnate con su actual esposa Melania Knauss, en el 2005, después de que este donara 100.000 dólares a la Fundación Clinton.
La política y los negocios siempre han sabido encontrar zonas de confluencia. Pero todo eso se acabó cuando Hillary Clinton y Donald Trump empezaron a competir por la presidencia de Estados Unidos. No hay buen rollo que resista una contienda electoral y los Clinton y los Trump llevan meses en guerra abierta.
Sin embargo, en medio del fuego cruzado entre los dos candidatos rivales, queda un puente en pie: Chelsea Clinton e Ivanka Trump siguen siendo amigas.
Como personalidades de la alta sociedad neoyorquina, en los últimos años Chelsea e Ivanka han pisado la misma alfombra roja en más de una ocasión en diversas galas culturales y filantrópicas y siempre con una actitud muy cordial entre ellas.
"Apoyamos por completo las candidaturas de nuestros padres, como es natural, pero tenemos un enorme respeto la una por la otra”, aseguró de forma reciente Ivanka Trump. Hace unos meses, Chelsea Clinton decía, al respecto: "La amistad siempre es más importante que la política, lo aprendí de pequeña, viendo que mis padres mantenían amistades de todo el espectro político en Arkansas”.
De edades similares -Chelsea tiene 36 años e Ivanka, 34-, las dos mujeres fueron presentadas por sus padres en la época en que se relacionaban y, según personas de su entorno, ambas se cayeron bien de inmediato. "Nuestra amistad nunca ha tenido nada que ver con la política y no espero que cambie en el futuro”, aseguró Ivanka Trump, en una entrevista reciente.
En realidad, tenían bastantes cosas en común. De entrada, compartían el privilegio y a la vez la carga de ser hijas de sus padres. Fuentes cercanas a ambas, citadas por la revista Politico, subrayan que el hecho de que crecieron viendo los escándalos sexuales de sus progenitores en las portadas les generó una empatía inmediata cuando se conocieron. A la vez, señalan que ambas han sido un factor de estabilización en la imagen de sus padres. Las dos han sido muy cuidadosas en lo referente a su imagen pública.
No acaban ahí las coincidencias. Chelsea e Ivanka tienen cargos de responsabilidad en la Fundación Clinton y la Organización Trump, respectivamente, y las dos han escrito libros dirigidos a mujeres jóvenes.
Hasta coinciden en el hecho de que se han casado con hombres judíos sin serlo ellas y en ambos casos sus cónyuges proceden de familias conocidas: Marc Mezvinsky -el marido de Chelsea-, del ámbito de la política, ya que sus padres eran congresistas, mientras que Jared Kushner -el marido de Ivanka Trump- es hijo de un magnate del sector inmobiliario. Hasta coincidieron en elegir sendos vestidos de novia de la diseñadora Vera Wang para su ceremonia.
Pero la batalla electoral está ahí. Ivanka es un valor en alza en la campaña republicana, ya que proyecta una imagen más amable de Trump y Chelsea ha participado en numerosos actos electorales de Clinton. Las dos están involucradas y fuentes cercanas apuntan que ambas pagarían el precio de sacrificar su amistad a cambio de ver a sus padres en la Casa Blanca.
En realidad, Hillary Clinton ya ha matizado su antigua amistad con Donald Trump: "No éramos amigos. Le conocía, pero como conocía a muchos en Nueva York” . Y lo mismo hizo el magnate: "Cuando estás en negocios tienes que ser amigo de todos”, resumió (La Vanguardia).
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