viernes, 24 de marzo de 2017

María José de la Fuente

Para la producción se colocó el uniforme y comenzó a desenvolverse como solo ella sabe hacerlo. Ejercicios en el suelo, saltos, vueltas y una sonrisa que nadie le quitaba, era lo que esta mujer reflejaba ante la cámara. “Todavía me queda el uniforme”, dice (vestuario que usó cuando tenía 15 años). Entre admiración, su mamá (Sandra Parada) no puede creer que todavía le quede y la observa llena de orgullo y emoción.

Oportunidades. María José reconoce que la gimnasia fue una de las épocas más lindas de su vida. Más allá de los logros deportivos, asegura que también le dio, grandes amistades que hasta el día de hoy conserva. Además, le permitió conocer lugares maravillosos y en lo personal, le ayudó a crecer como persona y descubrir cosas de su personalidad.

Vida de sacrificios. “La vida de un deportista de alto rendimiento es sacrificada. Pero a cambio de las experiencias que uno vive todo esfuerzo vale la pena”, manifiesta al ser consultada sobre el trasfondo de los entrenamientos para deportistas de elite. Detalla que entrenaba cinco horas diarias de lunes a sábado, desde la segunda semana de enero hasta mediados de diciembre y en época de competencias intensificaban el entrenamiento a tiempo completo.

Futuro profesional. De las decisiones más duras que tomó, fue dejar su carrera de gimnasta. Comenta que una lesión hizo parar sus entrenamientos por más de dos meses y los objetivos que se había propuesto cada vez “se veían más lejos”. Sin embargo, expresa que, en el fondo sabía que todo acabaría cuando empezara la universidad. Decidió estudiar medicina un tiempo en Santa Cruz y luego se trasladó a Buenos Aires. “Esta carrera asemejaba mucho a mi vida de gimnasta. Las interminables horas de estudio eran mis entrenamientos y los exámenes mis competencias”, relata.

No puede vivir sin deporte. En su época de estudios, tampoco dejó el deporte. Asegura que es su bienestar y su cuerpo se lo pide. Es así que comenzó a entrenar triatlón gracias a su esposo (Mauricio Barbery) con quien entrenaba. En Buenos Aires, sin proponérselo, participó de dos competencias de distancias cortas, en donde consiguió podio. Pero al retornar a Santa Cruz lo dejó. Desde hace cinco meses entrena calistenia y asegura estar contenta con los resultados.

Hábitos infalibles



Desayuno
Confiesa que sus alimentos varían durante la semana. Siempre intenta consumir panes integrales, frutas frescas, zumos y verduras. Almuerza algún tipo de proteína con abundantes verduras y la cena son ensaladas o sándwiches, agregando ingredientes de calidad.

Belleza externa e interna
María José revela que cuida mucho la piel de su rostro. Usa protección solar a diario y no le falta su ritual de limpieza e hidratación. Recomienda estar en paz y armonía con uno mismo. Considera que aceptarse con defectos y virtudes es lo que hace proyectar una belleza genuina que no depende de estándares pasajeros.

Confesiones



Matrimonio
María José está casada desde hace dos años y seis meses con Mauricio Barbery. Asegura que tienen una hermosa relación y en este tiempo han crecido y aprendido de la mano. Como todos los matrimonios, ha tenido sus altos y bajos, pero siempre resuelven sus diferencias con mucho cariño y respeto.

Lección del deporte
"El deporte me enseñó que uno siempre debe luchar por lo que quiere. Que la perseverancia y disciplina nos acercan a nuestros objetivos y que la búsqueda de la perfección en lo que haces, es lo que marca la diferencia”, expresa.

Apoyo incondicional
María José tiene una relación genuina con su mamá a quien considera su apoyo, fortaleza y compañera. “Es mi ejemplo de mujer, que lucha de manera incansable para sus hijas y sus ideales. El consejo que sigue al pie de la letra es que la familia es lo más importante”, revela.

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